Ya vimos, en el subapartado del artículo de las galletas dedicado a repasar las principales estrategias de la industria alimentaria, como esta se dedicaba a «financiar» a científicos, políticos y académicos, a crear ciertas plataformas ridículas como el Instituto de la Galleta y a «colaborar» con entidades como la Fundación Española de Nutrición (FEN) o la Asociación Española de Pediatría (AEP). Hoy repasaremos con detalle el caso de ésta última.
Según un informe de transparencia publicado por la propia AEP, solo en 2015 dicha entidad recibió unos ingresos de 555.500 a cambio de autorizar el uso de su logotipo en diferentes productos.
Un 52 % de esos ingresos (289.500 euros) procedían de la industria alimentaria. Mientras que, tal y como aparece reflejado en el informe, el resto provenían de la industria farmacéutica, de la industria del cuidado del niño y de «otros sectores».
Según medios como El Salto, los ingresos totales percibidos por la AEP entre 2013 y 2017 a cambio de autorizar el uso de su logotipo en envases o reclamos promocionales enfocados al mercado infantil, asciende a unos 2,3 millones de euros.
En el origen de estos ingresos se encuentran grandes marcas de los ultraprocesados como Chocapic (Nestlé), TostaRica (Cuétara) o Dinosaurus (Artiach), entre otras.
Este pago permitía a dichas empresas poner el logo de la AEP en productos claramente insanos (hiperpalatables y con ingredientes potencialmente dañinos) que iban destinados al público infantil, conseguiéndo así dotarlos de una imagen saludable frente al consumidor (¡si lo recomiendan los médicos, tiene que ser bueno!)
Pero no son estos los únicos ingresos procedentes de la industria que la AEP recibe. En el mismo informe hay un apartado dedicado al peculio ingresado por publicidad y donaciones.
Las donaciones del año 2015 se reparten entre la industria alimentaria (38.000 €) y la industria farmacéutica (181.223 €).
En cuanto a la publicidad, se trata de la que aparece insertada en la la revista mensual Anales de Pediatría, ya sea en forma de banners o de artículos patrocinados ¿Y quién crees que se anuncia principalmente en tal revista? 105.200 euros, más del 50% del total de lo ingresado en 2015 por publicidad (194.750 €), provienen de la industria alimentaria, dividiéndose el resto entre industria farmacéutica e industria del cuidado del niño.
Críticas e intento de lavado de imagen
Tras las críticas de muchos blogs y profesionales de la nutrición y la salud ante la colocación de dicho sello en productos ultraprocesados potencialmente perjudiciales, la AEP emitió un comunicado en el que, sin avergonzarse lo más mínimo, afirmaba que “las galletas son un buen alimento para el desayuno y la merienda”, y que la existencia de su logo en tales productos era solo una muestra de colaboración entre la asociación y el fabricante, y no un aval. ¿Acaso no está bastante claro que, fuese o no la intención oficial, el sello indudablemente va a ser percibido por el consumidor como un aval, siendo eso al fin y al cabo lo que debería importarle a una asociación supuestamente encargada de velar por la salud de los infantes? ¿No es algo pueril refugiarse en tales ambigüedades semánticas?
El escándalo provocó que la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial emitiera un dictamen desfavorable hacia tal situación: “El prestigio de las instituciones, organizaciones y sociedades científico-médicas y de los médicos que las dirigen debería aprovecharse para promover estilos de vida saludables a la población, y no promocionar productos de dudoso beneficio para la salud y mucho menos cuando puedan ser incluso perjudiciales”
Actualmente ya no se puede ver el sello de la Asociación Española de Pediatria en los cereales Chocapic o las galletas Dinosaurus; sin embargo, sí que sigue apareciendo en otros productos destinados al público infantil que también son potencialmente dañinos para la salud, tales como la gama de yogures «Mi primer Danone» o ciertas bebidas de Puleva.
Congresos de Pediatría sponsorizados por productos indudablemente insanos
Y no son estas las únicas controvertidas relaciones entre la industria alimentaria de los ultraprocesados y la Asociación Española de Pediatría. Los congresos anuales de a la AEP son patrocinados por la industria alimentaria y la farmacéutico, pudiéndose, por ejemplo, encontrar un área comercial en los pasillos de los congresos repleto de productos de marcas como Danone, Nestlé o Artiach, entre otras.
No son los únicos
Como ya se dijo al inicio del artículo, la AEP no es la única asociación de salud con conflictos de interés que rayan lo repulsivo.
Por ejemplo, muy en esta línea van también las colaboraciones entre la Sociedad Española de Arteriosclerosis y Panrico Donuts.
De igual manera se comporta la Fundación Española de Nutrición, que ya fue analizada más a fondo aquí y aquí.
Y no acaba aquí la cosa. Según este estudio de 2018, un total de 74 organizaciones españolas del mundo de la salud recibieron de Coca-Cola más de 6 millones de euros entre 2010 y 2016. Entre ellas, por supuesto, también se encuentra la Asociación Española de Pediatría y la Fundación Española de Nutrición.
Ya sabes: Huye de los ultraprocesados, come comida real e intenta tener perspectiva crítica. Cada vez que oigas o leas a alguien o a alguna institución hacer una declaración sobre nutrición o salud, constrasta los datos con otras fuentes.
Imagen de la cabecera del artículo: Sinazucar.org
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